BULLYING

Home » BLOG » Penal y menores » BULLYING

La palabra bullying como tal no está recogida (de momento) en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) aunque cada vez más está en boca de muchos (demasiados para mi gusto).

El bullying es todo aquel acoso físico, verbal o psicológico que se produce de forma reiterada y a lo largo del tiempo entre compañeros de pupitre, dentro y/o fuera de las aulas. Este último es denominado ciberbullying o ciberacoso.

Es importante tener todos nuestros sentidos alerta con el bullying porque éste suele empezar con cosas insignificantes, aisladas, que pasarían desapercibidas. Pero siempre, siempre, siempre, va en aumento si no se ataja desde el inicio. Y es que la intención del buller (acosador) es la de herir a su víctima.

Este acoso se puede dar en múltiples formas: coacciones (encerrarle en el baño…), amenazas (“como no hagas esto yo te haré esto otro”)…, lesiones (pellizcos, patadas, puñetazos…), contra la libertad sexual, calumnias (culpar siempre a la víctima de algo de ha hecho el buller…), injurias (hablar mal constantemente de la víctima…), etc. A cada cual más peligrosa.

La víctima, por su parte, sufre lo que se conoce como “dolor sostenido”. Esto quiere decir que, lejos de cesar el dolor al volver a casa, siempre se siente mal puesto que ha de ver a su acosador día tras día en el colegio, y siempre está expuesto a sufrir un nuevo ataque.

En contra de lo que pueda parecer, las víctimas de bullying no son débiles antes de empezar a sufrir el acoso. Son personas vulnerables (que es distinto) a las que el bullying les hace débiles.

Son niños y niñas que, precisamente por el sufrimiento que padecen, se convierten en personas susceptibles, híper sensibles, con efectos depresivos… aun después de que cese el acoso. Y esto es así porque el miedo que sienten de volver a sufrir acoso les paraliza. “¿Qué pasará si digo…? ¿Se volverán a reír de mí?”.

Como decíamos antes, es muy importante saber detectar estas situaciones de acoso porque prácticamente uno de cada tres agresores corre el riesgo de convertirse en agresor de violencia de género y/o doméstica o en mobber (agresor en mobbing o acoso laboral).

Es estrictamente necesario que se eduque a los menores en el respeto hacia los demás, en la tolerancia y en todos esos otros valores que evitarán que “quiera” acosar a su compañero de clase.

Pero una vez que el bullying ya se ha iniciado, la vía más eficaz para detenerlo no es la judicial, ya que en la mayoría de los casos, suelen ser menores de 14 años que son inimputables. De todos modos, aun siendo mayores de 14 años, si los hechos no son de objetiva gravedad, recibirán una reprimenda verbal y poco más.

Por eso la mejor forma de atajar el acoso escolar es desde la propia escuela, con asesoramiento legal y con la implicación de todos los agentes que intervienen en la educación de los menores.

Si cree que su hijo/a puede estar sufriendo bullying no dude en contactar conmigo para poner fin a esta situación.

COMPARTIR POST:

Deja tu comentario